Marta Minujín. Yo soy una genia…y?



Por Marcos Brugiati

¿Cuándo te duele ser Marta Minujín?
- NUNCA…

Nació hace 67 años. Dos casas: en Baires y Nueva york. Guerrillera del arte sin tabúes ni miramientos. Cuando tenía 10 dijo, ¡no puedo ser otra cosa que artista! Pintaba todos los días y no le entusiasmaban ni las fiestas ni asaltos ni mucho menos los noviecitos. “pinté a los 12 mi primer autorretrato” y a los 16 se casó en secreto y dio por terminado su aprendizaje en las escuelas de Bellas Artes donde no se hallaba. Quería ser vanguardia y romper con lo tradicional. ¿Lo logró? Sí.

Se presentó el pasado jueves 25 de noviembre (2010) en Malba, una Retrospectiva que repasa los trabajos de la pionera de los happenings. Allí exhibidas Cien obras, que abarcan trabajos de los años ’60, ’70 y ’80, entre ellos pinturas informalistas, ambientaciones, sus happenings en Di Tella, bocetos, cartas, fotos y más. La expo concluirá el 7 de febrero. Toda la producción es de una mujer rubia avasallante, lucida y “demente”: Marta Minujín.


¿Cuál fue tu sensación en tu pasada retrospectiva en Malba? ¿Sentiste que toda tu vida puede caber en un solo museo?

-Toda mi obra puede caber solamente en el Louvre. Esta es solo una parte de mi existencia en el arte, pero estoy contentísima con la muestra, me parece fantástica e internacional.

¿Y ahora en que estás trabajando, qué proyectos se vienen?

-Estoy trabajando en La Torre de Babel de libro de todas partes del mundo: una estructura en espiral de 30 metros de altura recubierta por 30.000 libros en diferentes idiomas y dialectos con motivo de la Argentina como invitada especial de la Feria Internacional del Libro de Frankfurt 2011. Las embajadas donarán los libros, la gente podrá recorrer toda la torre caminando por las rampas de subida y bajada y al finalizar la gente desarmará la obra, podrán llevarse un ejemplar en el idioma que prefieran.

Ella: con mamelucos, tierra, oro, anteojos extravagantes, de cabellera rubia platinada sin raíces. La artista argentina sin lugar a duda más conocida de todo el mundo. Conocida por los pasantes cool del Alvear, por los chicos que juegan en el potrero, oficinistas, cafeteros o por doña Rosa que atenta mira los chimentos del día. Es que en su obra no hay edades ni clases, hay GENTE, GENTE, GENTE Y ARTE, ARTE, ARTE para todos…de eso se trata.

¿Cómo empezó todo?

“A los 10 años se me iluminó la cabeza y pensé solo puedo ser artista, estaba en 5to grado y nadie fue mi mentor”. Cuando era chica su casa y su vida, en Monserrat. Estudió en el colegio del estado en Pasco y Carlo Calvo donde se resplandeció y después comenzó Bellas Artes. “Nunca fui a fiestas o asaltos ni tenía novio, solo me quedaba a trabajar y pintar todo el día”. Su juguete preferido: - el jeep loco. Y su color: el turquesa.

Después de asistir a las escuelas de Bellas Artes en Buenos Aires, se sentía rara y disconforme. Tenía increíbles calificaciones pero lo dejó todo porque quería ser una artista de vanguardia, ¿y lo otro le quedaba chico? sí.

“Fui a las 3 escuelas de Bellas Artes juntas: a la Manuel Belgrano regular donde me recibí de maestra de arte a la tarde, a la mañana La Carcova como oyente y a la noche a la Pueyrredón que nunca terminé. A los 16 años di por terminado mi aprendizaje”. Expuso luego sus primeras obras transitando la pintura clásica y el surrealismo. Obtuvo 18 becas, siempre con el dinero justo para la habitación de turno. A veces no comía y no tenía baño. En la década del ’60 su primera beca, del FNA, en París. Allí entre los hospitales parisinos rescató colchones en desuso y los hizo obra. “La Destrucción”, fue su primer happening creado en el ’63, en un baldío, donde reunidos estaban colchones, quinientos pájaros, cien conejos, un hacha y artistas preparados para destruir y quemar dicha obra. Después vino “La Menesunda”, “El Partenón de libros”, “El Batacazo” y otras miles.



Cuando la Minujín llegó a la Argentina se convirtió en la pionera de los happenings y no paró nunca más de crear y construir arte desmesurado y ambivalente.

¿Cómo fue dejar el surrealismo, la pintura tradicional, para hacer colchones, obeliscos y rayuelas? ¿Cómo vino eso?

-Decidí pasar a la materia viva y a las paredes rotas y entonces trabajé con laca lapiroxilina, cartones; después pasé a los colchones encontrados en la calle y después a los colchones hechos por mí, decidí romper con lo tradicional.

Sus primeros cuadros: abstractos, surrealistas. Pinturas, dibujos y esculturas. Luego cartones, colchones, becas, gente, vanguardia y el Di Tella “que significó mucho para mí porque fue el lugar donde conseguí fondos para hacer mis creaciones”. Ella, luchadora del arte inequívoco, experimental y multitudinario.

Es Fan de Picasso, Greco, Dalí, Jorge Romero Brest & de destruir su obra.

Un día cuando tenía 16 se casó a escondidas con Juan Carlos Gómez Sabaini, un economista con quien lleva más de 50 años de matrimonio. Ella estudiaba arte y él economía, así se conocieron y se enamoraron. Tienen dos hijos, Facundo (presidente arteBA Fundación) y Gala que vive y trabaja en EE.UU después de estudiar Relaciones Internacionales. “Pese a todo creo que como soy multifacética soy una madre normal”. Y abuela formal que nunca mezcló su vida de reina pop art con la vida privada de su familia. Su segunda casa es su taller, situada en el barrio de San Cristobal en Buenos Aires, antigua casa donde su abuelo fabricaba ropa. Cuando estás allí como por arte de magia la obra se crea y habla sola.

¿Quién hizo de la chica flaca y tímida, A Marta Minujín? ¿Crees que esa imagen arrolladora algunas veces te jugó en contra?

- Puede haberme jugado en contra pero esa imagen arrolladora ésta adentro mío y salió… como la de toda la generación del 60: ¡patos feos que se convirtieron en cisnes!

¿Qué barreras tuviste que sobrepasar durante tu carrera por ser MUJER? ¿Qué le dirías aquellas mujeres artistas que lo padecen?

- Que no piensen que son mujeres y que trabajen en su arte sin importar el sexo, sin sentirse mujeres sino seres creadores. El arte no tiene sexo.

¿Cuánto cambió hasta hoy tu primer autorretrato pintado a los 12?

-Mi autorretrato nunca más cambió, ahí está. Ahora mi auterretrato soy yo.
Una genia, es como ella misma se define. A partir de los años sesenta se convirtió en una mujer “artista” única de reivindicar al arte clásico y proponer otro todo nuevo donde la gente es 100% participe de la obra. La Minujín ha recorrido todas las etapas y los momentos. Comer, no comer, romper, crear, perder y ganar. Lo cierto es que hoy es la artista argentina más conocida por todos, aquí y en el otro mundo. Antes muy flaquita, de cabello oscuro, perfil bajo, tímida. Hoy es transgresora por fuera, pero por dentro es la misma y además promete jamás aburguesarse.

¿Te molesta que te comparen con Warhol?

-No me molesta. Fue un colega y un amigo... era un par, mi identikit en New York.

Siempre se la ve con estrafalarios anteojos y collares de vanguardia. Pese a todo su habitad es simple porque Marta es arte pero afuera, en las calles: con colchones, libros, obeliscos y
G E N T E.

“Le digo gracias al destino que fue muy bueno conmigo y a mi rincón que es New York. Yo me defino como una genia”

¿Y Alguna vez pensaste en desaparecer?

-Muchas

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